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El Banco de España pide subir impuestos ambientales y avisa que la transición ecológica afectará más a los hogares pobres y rurales

  • La institución alerta de una economía con más inflación, menos crecimiento y más desigualdad por el cambio climático.
  • El Gobierno admite el pinchazo económico del país y rebaja al 4,3% el crecimiento esperado este año por la inflación.

El impacto del cambio climático y de las medidas necesarias para mitigarlo dejarán una abultada factura para la economía española. Un coste que habrá que sufragar con más impuestos medioambientales, mayor inversión y que las clases desfavorecidas pagarán especialmente caro.

Estas son algunas de las ideas más destacadas del informe La economía española ante el reto climático, un monográfico de 61 páginas en el que el Banco de España desgrana pormenorizadamente las implicaciones que tendrá el cambio climático sobre la economía nacional. El documento, el más extenso y exhaustivo que la institución le ha dedicado a la cuestión hasta la fecha, forma parte del informe anual sobre la economía española que el supervisor bancario hará público en los próximos días.

Para el Banco de España, el proceso de adaptación a la crisis climática, es decir, la transición ecológica, debe venir capitaneado por el Gobierno, que es quien marca el camino a través de la política fiscal, la regulación de la economía y la inversión pública.

Y, precisamente, en el lado de los impuestos, la institución señala que el Ejecutivo tiene mucho que mejorar. «Existe un amplio margen para elevar los ingresos de la fiscalidad medioambiental en la economía española», sostiene la institución, que considera «imprescindible» potenciar y mejorar el diseño de la fiscalidad medioambiental en España.

Esta observación, que ya han señalado anteriormente organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el comité de ‘sabios’ para la reforma fiscal, tiene mucho que ver con la tributación de la energía en España. Especialmente de las gasolinas.

El supervisor bancario señala que España recauda menos en impuestos medioambientes «de manera persistente» en comparación con la media de la UE. Un fenómeno que se explica en buena parte por la baja imposición sobre los hidrocarburos (gasolina y diésel), que en los últimos años no ha aumentado en términos reales, algo que sí ha ocurrido en la mayoría de países europeos.

El documento apunta que los ingresos extra que se obtendrían por subir los impuestos medioambientales podrían sufragar bajadas fiscales en otros tributos -como los que gravan el trabajo- y facilitar la transición ecológica a los hogares y empresas más vulnerables.

El retrato robot del ‘perdedor climático’

Una de las claves para que la transición ecológica funcione es que nadie se quede atrás. Algo que toma especial relevancia en un proceso que no afectará igual a ricos y pobres o grandes empresas y pymes. Para ello, el documento del Banco de España identifica los perfiles de hogares, sectores y empresas que más sufrirán con el proceso de adaptación climática.

La institución señala que los hogares con menos renta y nivel educativo, aquellos con más miembros, los situados en zonas rurales y en los que el cabeza de familia tiene entre 35 y 45 años son los que se verán más perjudicados. En cambio, sostiene el Banco de España, «aquellos hogares con un mayor nivel de renta o de formación podrían gozar de un margen de maniobra más amplio».

La institución considera «conveniente» que el Gobierno intervenga para «compensar» las pérdidas a las que se enfrentan los más vulnerables si se quiere que la transición ecológica sea más eficiente y genere consenso social. De lo contrario, advierten, la sociedad se enfrenta a «episodios de contestación social y potencialmente disruptivos», que ralentizarían el proceso.

Aunque los hogares son un pilar clave en la adaptación al cambio climático solo son responsables de una quinta parte de las emisiones totales. El 80% restante de contaminantes procede de los sectores productivos, con especial peso de la industria manufacturera, la agricultura, el transporte y el suministro de electricidad y gas.

Sectores contaminantes
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Las empresas españolas se enfrentan a un cambio radical en el modelo productivo para cumplir el compromiso de la UE de llevar a cero las emisiones en el año 2050. En este proceso lo pasarán peor los sectores más contaminantes, pero también sufrirán quienes dependan de ellos y los que más energía eléctrica consumen.

Según los modelos que maneja el Banco de España, la extracción de minerales y gas, el transporte marítimo y el aéreo y la electricidad y el gas son los sectores que más necesitan contaminar para producir. Y, por tanto, los que se exponen a una mayor transformación para llevar las emisiones a cero. Pero la lista no acaba ahí. Otras actividades que emiten menos de forma directa, pero que tienen un mayor peso en el tejido económico, como la construcción, la industria alimentaria, la hostelería o el comercio, tienen también una huella de carbono importante que deberán reducir.

Más inflación y menos crecimiento

Otra de las consecuencias más tangibles del proceso de lucha contra el cambio climático podría ser una inflación más elevada, al menos en el corto plazo. Para llevar las emisiones a cero es imprescindible que la producción de energía eléctrica sea cien por cien renovable, algo que podría implicar un escenario de transición en el que el precio de la electricidad sea más elevado.

«En el corto plazo parece bastante previsible que la transición ecológica va a tener un impacto inflacionario», defendió Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística del Banco de España, durante la presentación del informe. De hecho, la institución sostiene que «una parte de la inflación reciente podría deberse a la transición climática en curso». Y cita como ejemplo el cierre de algunas fábricas muy contaminantes en China, la mayor demanda mundial de gas para sustituir el carbón a la hora de producir electricidad y el aumento de precio de materias primas clave como el litio, utilizado en la fabricación de baterías eléctricas.

Otra de las variables en juego es la posibilidad de que el aumento de los fenómenos meteorológicos adversos que trae aparejado el cambio climático afecte a los precios de productos como los alimentos, acarreando más inflación.

Con todo, la inmensa incertidumbre que rodea al cambio climático hace que el supervisor bancario no se atreva a mojarse con cifras concretas. No obstante, sí señalan que con las políticas actuales, la economía se enfrenta a pérdidas crecientes en los próximos años, incluso si se logra llevar a cero las emisiones para 2050.

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