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presidente UPI José María Gordo Serrano

Entrevista a José María Gordo Serrano, presidente de UPI sobre la coyuntura de precios de los carburantes

Mantener la presión fiscal cuando se está deteriorando la economía es una llamada al desastre

El presidente de los Operadores Independientes del sector energético, UPI, José María Gordo Serrano, considera que la mejor medida para reducir el precio de venta al público de los combustibles es rebajar el IVA, “que es donde la subida de precios hace crecer la recaudación en términos proporcionales”. Gordo Serrano se muestra contrario a la propuesta del Gobierno francés que pretende que los distribuidores de carburantes apliquen un descuento de 15 céntimos por litro a partir del 1 de abril, «por cuanto esta fórmula obligaría a los operadores a financiar temporalmente el descuento y, además, a solicitar formalmente su reembolso».

El también director de Compliance del Grupo Disa considera que “la descarbonización del transporte está mal planteada por su falta de neutralidad tecnológica. La situación actual pone en evidencia las consecuencias que toda la sociedad va a pagar por este planteamiento erróneo, porque prescindir de los combustibles líquidos -que pueden ser renovables-, no garantiza una descarbonización eficiente, por lo que implicará costes innecesarios”.

¿Cómo definiría la situación que se están viviendo en las últimas semanas respecto a los precios de los combustibles?

Nos encontramos ante una fuerte y rápida subida de precios que supone un aumento de costes energéticos, los cuales tienen un papel fundamental en todas las actividades económicas y en los hogares. Afecta en especial a sectores ya castigados, como el transporte y la agricultura, y se suma a la subida de los precios de la electricidad y del gas. Para nuestro sector tiene como consecuencia una contracción del consumo (a lo cual también contribuye la huelga en el sector del transporte).

¿Cuáles son las razones que han propiciado esta situación de elevados precios y alta volatibilidad en el mercado?

Primero, la falta de oferta que acompañe a la demanda generada por la recuperación económica post-pandemia, que ya venía existiendo antes del conflicto bélico, porque la OPEP no ha ajustado su oferta a este aumento de la demanda. Y segundo, la guerra en Ucrania y la consecuente alteración de los mercados internacionales debida a la amenaza real de desabastecimiento que han generado las sanciones económicas a Rusia.

Estas causas, ¿son coyunturales, o se trata ya de una situación estructural que anuncia la realidad que propiciarán las normas comunitarias y españolas dirigidas a descarbonizar la movilidad?

Al margen de esta coyuntura, la descarbonización del transporte está mal planteada por su falta de neutralidad tecnológica. La situación actual pone en evidencia las consecuencias que toda la sociedad va a pagar por este planteamiento erróneo, porque prescindir de los combustibles líquidos -que pueden ser renovables-, no garantiza una descarbonización eficiente, por lo que implicará costes innecesarios.

Las operadoras integradas en UPI, ¿han podido rebajar sus márgenes para contener la escalada de precios?

El grueso del margen está en la producción y el refino; las operadoras sin capacidad de refino no tenemos margen para contener esta escalada.

¿Cuáles son las medidas que, en opinión de UPI, podrían ponerse en marcha para atenuar esta situación?

A corto plazo, la mejor medida es rebajar la presión fiscal, concretamente rebajar el IVA que es donde la subida de precios hace crecer la recaudación en términos proporcionales. Las rebajas fiscales son las medidas de efecto más inmediato. Pueden complementarse con mayores devoluciones por gasóleo profesional. Esto es lo que están pidiendo en España las asociaciones de transporte y de estaciones de servicio.

No somos partidarios de la solución que se pretende aplicar en Francia, consistente en que los distribuidores de carburantes apliquen un descuento de 15 céntimos por litro a partir del 1 de abril por cuanto esta fórmula obligaría a los operadores a financiar temporalmente el descuento y, además, a solicitar formalmente su reembolso. De hecho, el sector en el país vecino se niega a ello, por lo que se está negociando que sea el Estado el que adelante el descuento a los operadores de manera que no afecte a su tesorería.

Teniendo en cuenta que la presión fiscal que se aplica en España aún está por debajo de la media europea, ¿qué otras medidas podrían instaurarse para reducir el impacto que los actuales precios están generando en la economía?

Mantener la presión fiscal cuando se está deteriorando la economía es una llamada al desastre. Pero no basta con intentar minimizar la subida de precios, sino que hay que actuar de raíz y tratar de ampliar la oferta mundial y las fuentes de suministro.

El Gobierno central ha anunciado que presentará las medidas dirigidas a reducir el precio de los carburantes en el Consejo de Ministros del martes 29 de marzo, ¿tiene sentido buscar una coordinación europea cuando países como Polonia, Francia y Portugal ya han anunciado que pondrán en marcha bonificaciones y/o rebajas fiscales?

Los países europeos deben trabajar al unísono para reducir la fiscalidad y aumentar la oferta. Desde la Unión Europea se puede contribuir bajando los umbrales mínimos comunes del IVA y del Impuesto Especial sobre los Hidrocarburos. Luego, cada Estado miembro puede actuar como le parezca oportuno dentro de su autonomía fiscal.

¿Qué opina sobre la demora en la toma de decisiones por parte del Gobierno central?

El Gobierno (que conforman dos fuerzas políticas) hace sus cálculos. Oficialmente, la ministra de Transportes ha pedido esperar a los resultados del Consejo Europeo de los próximos 24 y 25 de marzo, en el que se tratará de la cuantía máxima de la bonificación al gasóleo profesional.

¿Tiene datos de en qué medida se han resentido las ventas medias de las estaciones de servicio integradas en las redes de las operadoras de UPI desde el 1 de enero hasta la actualidad?

Además de la contracción del consumo, las ventas al transporte internacional se ven afectadas porque Francia y Portugal ya han adoptado medidas paliativas. Además, algunos de nuestros clientes transportistas están en huelga. Sin contar las dificultades puestas por los piquetes para cargar en las terminales.

Desde algunos ámbitos se vuelve a hablar del efecto cohete y efecto pluma. ¿Se está posponiendo la traslación de la rebaja del precio del barril de petróleo a las gasolineras?
En ningún momento hemos detectado este efecto. Hay que recordar que los mecanismos de gestión de precios y de coberturas han cambiado mucho en los últimos años.

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