- Sitúa a España como uno de los siete únicos países de la UE cuyo plan de energía queda «por encima» de la ambición europea.
- Adiós a las cajas medio vacías o a las bolsas de plástico: la UE ultima una ley para reciclar y reducir la presencia y tamaño de los envases.
- Ribera arbitra un pacto en la UE para ampliar la vía exprés para autorizar parques eólicos y fotovoltaicos hasta junio de 2025.
Terminada la Cumbre del Clima de Dubái, la COP28, en la que la UE actuó como una de las regiones del mundo que más empujó en favor de un compromiso para ir eliminando el uso de combustibles fósiles, ahora toca hacer el trabajo dentro de casa para luchar contra el cambio climático. La Comisión Europea y los gobiernos de la UE han empezado este lunes a debatir la fijación de un objetivo para reducir la emisiones de gases de efecto invernadero para 2040 mientras que han sido advertidos de que, de momento, no cumplirán su compromiso para 2030, de acuerdo a la evaluación general que ha hecho la Comisión de sus respectivos planes de energía y clima para 2030, de la que España queda por encima en la puntuación. Es uno de los seis países de 21 evaluados que se sitúa «por encima» del nivel de ambición marcado por la UE, y dentro del reducido grupo de ocho países -se añade Luxemburgo- «en línea» con ella.
La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, ha afirmado que el español queda «bien situada» en el marco general, Bruselas hace 21 recomendaciones a España, entre ellas, que concrete cómo se movilizarán los casi 300.000 millones que el Gobierno calcula que costará la transición ecológica hasta 2030, que fije un objetivo de producción de biocombustibles y delimite las zonas de aceleración para implantación de renovables y que dé más detalles sobre la supresión de los subsidios a los combustibles fósiles y las consecuencias que esto puede tener en la población más vulnerable.
La Comisión ha publicado este lunes su evaluación de los borradores que han presentado los gobiernos europeos para actualizar sus respectivos planes de energía y clima. España, la revisión del llamado Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) hasta 2030 salió a consulta pública a finales de junio pasado y cuenta con estar listo en junio del año que viene. En él, el Gobierno disparaba los objetivos de generación de electricidad de origen renovable y de electrificación -que debería ser un 81% dentro de siete años- mediante un plan que prevé una inversión de casi 300.000 millones de euros, en su mayoría -un 85%- de origen privado.
Bruselas hace estas recomendaciones a pesar de que considera que la actualización del PNIEC está «por encima» del objetivo para que el consumo de energía en 2030 sea «al menos de, 42,5%» de origen renovable. El plan español fija un objetivo del 48%. Quedan por encima de él -«significativamente por encima»- los planes de Dinamarca, Estonia, Grecia y Lituania y también el de Italia -«ligeramente por encima». Por debajo y también aprobado, Luxemburgo obtiene un «en línea» como nota.
No obstante, Bruselas hace una serie de recomendaciones a la planificación energética española, entre ellas, que «especifique las reformas y medidas para movilizar las inversiones privadas necesarias», algo que también le han venido reclamando las empresas del sector renovable. También lo han hecho -junto al sector gasista en este caso- por lo que respecta a otra llamada de atención de Bruselas, para que tenga más en cuenta los biocombustibles. Pide «una mayor concreción y cuantificación de políticas y medidas» también para incluir un «subobjetivo» para biocombustibles avanzados y combustibles renovables de origen no fósil, además de recordarle la tarea pendiente que tiene el Gobierno, una vez aprobada definitivamente la Directiva Renovables hace unos meses, la de delimitar qué zonas del país serán áreas de «aceleración» para la implantación de parques eólicos y fotovoltaicos, de forma más rápida.
Además, España debería «explicar con más detalle» cómo va a dejar de subsidiar los combustibles fósiles, por medio de ayudas como el descuento a los carburantes, por ejemplo, y cómo se distribuirá las consecuencias de ello social y laboralmente.
La Comisión también echa en falta en el nuevo PNIEC medidas para afrontar la pobreza energética y acceso de los hogares más vulnerables a la eficiencia y renovación de edificios. En relación a esto, apunta que el PNIEC debe incluir más ambición en la renovación de edificios ya existentes para que sean ‘cero emisiones’ en 2050.
Reclama también «objetivos nacionales» e investigación, innovación y competitividad para desplegar tecnologías limpias entre 2030 y 2050, tener más en cuenta el sector agrícola y los usos del suelo, detallar cuántas emisiones de CO2 se podrían capturar y almanenar y una mayor explicación de «cómo piensa animar a la reducción del consumo de gas» y cómo piensa adaptarse a la posibilidad de que la sequía, las olas de calor o, a la inversa, las inundaciones debido al cambio climático puedan afectar a la producción energética.
El informe sobre la actualización del PNIEC español consta de nueve páginas y en cinco de ellas enumera un total de 21 recomendaciones que Ribera ha acogido con satisfacción nacional, aunque no europea. «España está bien situada, por encima de lo que le corresponde, pero, para el conjunto de la UE, todavía queda mucho por hacer», ha dicho en redes sociales. La advertencia general para toda la UE -o casi toda, porque tres de los 27 países han presentado sus planes con tan poco tiempo que Bruselas no ha tenido tiempo para evaluarlos y otros tres no los han presentado- es un llamamiento a que incrementen sus esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, así como la generación renovable y la eficiencia energética.
La UE no cumple sus objetivos
En términos generales, Bruselas avisa de que, en conjunto, con los 21 planes presentados la UE no cumple su objetivo de recortar las emisiones al menos un 55% para 2030, solo un 51% y solo se llegaría a una generación con renovable de entre el 38,6 y el 39,3% de la electricidad en 2030, cuando el objetivo acordado es el 42,5%. Con la revisión de los planes de energía que los Estados miembros tienen que tener lista en junio de 2024, tampoco se alcanzaría el objetivo de eficiencia energética, que con los borradores actuales se quedaría en 5,8% en 2030, frente al objetivo de 11,7%.
Bruselas espera ahora que los países de la UE incluyan sus recomendaciones en sus respectivos planes de energía para cumplir sus compromiso para 2030 mientras que ya empieza a preparar el terreno para fijar otros, más ambiciosos, para 2040.
Este lunes ha habido un primer intercambio de impresiones entre el comisario de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius, y los ministros del que ha salido la constatación de que es una «labor importante» la que tiene ante sí Bruselas para poner todavía más coto a la emisiones que hasta ahora hacen funcionar las industrias, los negocios y el transporte y en la que deberían tenerse en cuenta «aspectos sociales y económicos, para el público general y empresas», según ha explicado Ribera.