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el precio de los carburantes no para de subir

¿Por qué el precio de los carburantes no para de subir y el diésel acelera a mayor ritmo?

Los carburantes desbaratan la lucha contra la inflación. Suben por undécima semana consecutiva y el depósito de gasolina se acerca a los 100 euros.

  • Los carburantes suman su undécima semana al alza y el depósito de gasolina se acerca peligrosamente a los 100 euros
  • ¿Más subidas de la gasolina a la vista? Rusia y Arabia anuncian recortes adicionales de la producción de petróleo

Mientras la Unión Europea lucha por controlar la inflación con su décima subida de los tipos de interés, la escalada del precio de los carburantes se convierte en su principal enemigo. Esta partida fue uno de los principales impulsores de la inflación en España en agosto, al encarecerse un 7,2% frente al descenso experimentado en las mismas fechas de 2022. En septiembre la tendencia al alza de los combustibles continúa y amenaza con disparar aún más el precio de los alimentos –que cuestan un 10,5% interanual más–por el encarecimiento del transporte, advirtió la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

En concreto, el precio de los carburantes encadena 11 semanas consecutivas al alza, un periodo en el que la gasolina se ha encarecido un 9,91% y el diésel ha subido un 15,91%. Según los datos de la última semana (del 12 al 18 de septiembre) registrados por el Boletín Petrolero de la UE, la gasolina subió un 0,92% respecto a la semana anterior, para situarse en los 1,751 euros por litro, su valor máximo en lo que va de 2023 y el más alto desde finales de julio de 2022, teniendo en cuenta el descuento de 20 céntimos vigente entonces. Mientras, el diésel creció un 2,08%, su mayor alza en dos meses, para alcanzar los 1,668 euros el litro, un nivel que no marcaba desde principios de febrero.

Con estos nuevos repuntes, el precio de ambos carburantes se consolida ampliamente por encima de los niveles en los que se situaba antes del estallido de la guerra de Ucrania por la invasión rusa, que comenzó el 24 de febrero de 2022 y que, en el caso del diésel, era de 1,479 euros por litro, y, para la gasolina, de 1,594 euros por litro. No obstante, ambos carburantes se mantienen lejos de los máximos que tocaron en torno a hace un año, cuando en julio la gasolina alcanzó los 2,141 euros y el gasóleo los 2,1 euros.

Esta espiral alcista en el precio de los carburantes está empujada por el incremento de las cotizaciones del crudo y de las cotizaciones internacionales de los productos ya refinados, la gasolina y el diésel, de las que depende el coste en los surtidores y que llevan varias semanas al alza. En este contexto, ayer el barril de Brent, de referencia en Europa, cotizaba a 92,55 dólares, mientras que el Texas americano se intercambia a unos 88,61 dólares.

¿Por qué se producen estos incrementos?

Por un lado, la OPEP y Rusia han empezado a cumplir en mayor medida los acuerdos de recorte de producción que ya tenían (déficit de 3 millones de barriles diarios) y, por otro lado, Arabia Saudí y Rusia, segundo y tercer mayores productores mundiales de petróleo, han aprobado recortes adicionales en sus exportaciones de crudo de manera unilateral hasta finales de año, explica la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP). En concreto, Rusia ha anunciado una reducción adicional voluntaria del suministro a los mercados mundiales en 300.000 barriles por día hasta finales del próximo mes de diciembre. Por su parte, Arabia Saudí amplía la reducción del millón de barriles hasta finales de año, después de que en julio se anunciase que se extendería hasta septiembre. Así, su producción será de unos 9 millones de barriles al día durante lo que resta de 2023.

Además, mientras se producía un recorte de la oferta se ha disparado la demanda. La Agencia Internacional de la Energía reportó en junio el récord de demanda de petróleo (103 millones de barriles diarios) principalmente por los mayores viajes en avión, mayor uso de petróleo en la generación energética y la mayor actividad de la industria petroquímica china.

Estos factores han disparado el precio de los combustibles y, en mayor medida, el del diésel. Mientras que la gasolina se consume más en verano, el gasóleo es más demandado en invierno porque se usa también para calefacción. Por lo tanto, los mercados pueden estar anticipando ya este incremento de demanda por la bajada de temperaturas, señala la AOP. Cabe recordar que en 2022, tras la invasión rusa de Ucrania, el diésel se disparó más que la gasolina porque los mercados anticiparon una escasez de este producto, ya que Rusia no sólo es un importante exportador de crudo sino también de gasóleo. Ahora el precio del diésel volverá a tensarse aún más, después de que en la tarde del jueves Rusia anunciase que prohíbe las exportaciones de diésel y gasolina con el pretexto de estabilizar su mercado doméstico. Aunque la medida no afecta directamente a los países de la UE, donde las compras de carburante ruso ya estaban prohibidas, su salida reducirá los volúmenes del gasóleo en los mercados internacionales, lo que sí elevará los precios.

Con los precios actuales -que llevan incluidos los impuestos, los costes de logística y comercialización y el coste bruto del mayorista-, llenar un depósito medio de 55 litros de gasolina supone unos 96,30 euros, 13,36 más que los 82,94 euros que costaba en el mismo periodo de 2022. Mientras, un depósito de diésel asciende a 91,74 euros, frente a los 91,68 euros de hace un año, es decir, seis céntimos más.

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