Extraer CO2 del aire es una de las mejores formas de revertir el cambio climático sin recurrir a tecnologías costosas, esquemas fiscales complicados o evitar que miles de millones de personas obtengan la energía que necesitan para tener una buena vida.
Si pudieras fabricar gasolina, diesel o combustible para aviones, entonces matarías dos pájaros de un tiro.
Esa piedra es la Ingeniería de Carbono.
Dado que no estamos logrando frenar las emisiones globales de carbono, nos quedamos con el uso de nuestros cerebros enormes, lo que nos metió en este problema en primer lugar, para tratar de salir de él.
Ya sea que se trate de ingeniería solar o siembra de nubes para reducir la radiación solar incidente, o la reforestación, o la captura y el secuestro de carbono por la quema de combustibles fósiles, o la fertilización de hierro oceánico o la colocación de grandes espejos en el espacio, los humanos creen que podemos resolver cualquier problema.
Y en su mayor parte, podemos. Solo tenemos que elegir sabiamente para no empeorar las cosas ni romper el banco.
La mejor estrategia más directa, que tiene los efectos secundarios menos negativos, es eliminar el carbono directamente de la atmósfera y hacer algo útil, como el combustible, que reduciría aún más la carga sobre el medio ambiente.