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La UE propone que los coches que usen e-fuels tengan un dispositivo anti arranque para evitar trampas

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La UE ha dado un nuevo paso para definir las condiciones a partir de las cuales se podrían seguir vendiendo motores de combustión interna a partir del 2035, con los e-fuels de por medio. El último borrador muestra condiciones demasiado estrictas.

La prohibición de vender vehículos impulsados por motores de combustión interna a partir del 2035 en la Unión Europea es un hecho en toda regla que parece, de momento, inamovible. Sin embargo, gracias a la presión de Alemania y de otros países se abrió la puerta de una excepción.

La UE daría continuidad a los motores de combustión interna siempre que estos se alimentasen de combustibles sintéticos o e-fuels. Una solución que ayudaría no solo a mantener con vida este tipo de mecánicas, también a reducir las emisiones contaminantes y a descarbonizar el transporte al poder utilizarse en buena parte de los motores diésel y gasolina actuales.

Sin embargo, el último borrador de la propuesta legal que articulará esta excepción por parte de la Unión Europea muestra condiciones demasiado estrictas y que parecen muy difíciles de cumplir para el año 2035.

Dos peticiones que complican la vida de los e-fuels

El requerimiento principal desde Bruselas apunta a que los combustibles sintéticos que utilicen los vehículos a partir del 2035 deberán ser neutros en carbono. Es decir, que deberían compensar por completo las emisiones de CO2 que emitan, incluido su proceso de fabricación y toda su cadena de valor.

Otro detalle más en este borrador es que indica la obligatoriedad de diseñar un sistema que evite que el vehículo pueda arrancar el motor si se están usando combustibles convencionales (diésel o gasolina).

Esto obligaría a los fabricantes a tener que desarrollar un dispositivo que sea capaz de rastrear las propiedades químicas del carburante en cuestión, de forma que detecte que se esté utilizando un combustible sintético que sea neutro en carbono. A la par, sería necesario también el desarrollo de normas que puedan garantizar que estas tecnologías no puedan ser manipuladas.

La neutralidad de carbono, un reto difícil de cumplir

Los e-fuels se consideran de por sí neutros en carbono cuando se elaboran usando el carbono captuardo de la atmósfera, que quedan equilibradas luego cuando liberan dicho CO2 durante la conducción. Sin embargo, Europa pide más, algo bastante complicado de lograr.

«Una reducción del 100% de las emisiones es casi imposible», asegura el director general del grupo eFuel Alliance, Ralf Diemer. «Necesitamos encontrar una disposición que se ajuste al sistema regulatorio europeo y que, sobre todo, permita el uso de combustibles sintéticos con motores de combustión interna», ha dicho en este caso el ministro de Transportes de Alemania, Volker Wissing.

Para la fabricación de los e-fuels se puede llegar a utilizar energía sostenible, pero alcanzar la neutralidad total de carbono se antoja imposible para la gran mayoría de los agentes, lo que vendría a suponer de facto la prohibición de los motores de combustión interna a partir del 2035.

Dado que conseguir el 100% de reducción de las emisiones al producir los e-fuels resulta complicado para el 2035, los principales actores en contra de este borrador (con la Dirección General de Mercado Interior de la UE al frente) abogan por un enfoque más práctico y realista del 70%.

Volker Wissing apuesta igualmente por estándares internacionales para estos e-fuels y la creación de una certificación uniforme a nivel mundial. «Los necesitamos en el transporte marítimo, los necesitamos en la aviación y también en otras áreas».

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