Gestoras de fondos y aseguradoras se unen al objetivo de la Cumbre de París
Las mayores aseguradoras y gestoras de fondos del planeta se han incorporado al compromiso para luchar por neutralizar las emisiones de dióxido de carbono antes del año 2050. El objetivo, fijado en la Cumbre de París, cuenta con el respaldo de 128 gigantes de la inversión, que manejan un volumen de activos superior a los 36 billones de euros, cerca de la mitad de todos los activos bajo gestión de la industria, según Willis Towers Watson. Las consecuencias de cara a la gestión de activos ya se están haciendo notar.
El reto es sencillo, pero ambicioso. Las grandes economías del mundo se han comprometido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta alcanzar la neutralidad, con el objetivo de ralentizar el calentamiento global y que las temperaturas solo suban 1,5 grados en los próximos 30 años.
La iniciativa surgió en 2019, cuando el gigante asegurador alemán Allianz decidió promover la creación de un grupo de inversores institucionales que estuvieran comprometidos en la lucha contra el cambio climático. Poco a poco se fueron uniendo otras compañías como Swiss Re y Zurich
Durante los meses más duros de la pandemia, la iniciativa fue tomando forma. En abril de 2021 creó un alianza de 43 grandes bancos globales comprometidos con estos objetivos (en la que está Santander, BBVA y CaixaBank), se creó otro grupo específico para aseguradoras (donde además de Allianz están Axa, Generali, Aviva…), y el 6 de julio se puso en marcha una tercera alianza para las grandes gestoras de fondos.
Este último colectivo tiene una fuerte pegada. A la iniciativa se han sumado los gigantes de la inversión, como BlackRock, Vanguard, State Street, Fidelity, Invesco, Nordea, DWS, Amundi…, prácticamente todas las grandes gestoras de fondos del planeta.
Las implicaciones que tiene para estas gestoras formar parte de una alianza a favor de la descarbonización de la economía son importantes. Estas firmas se comprometen a que los activos en los que invierten en nombre de los dueños de fondos tengan esa vocación de luchar por la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Esto conlleva incrementar las inversiones en compañías especializadas en energías renovables, apoyar a grupos industriales que están haciendo una reconversión para reducir sus emisiones, financiar proyectos para la captura y el almacenamiento del dióxido de carbono, priorizar las inversiones en fabricantes de vehículos verdes, especialmente medios de transporte colectivo…
Valérie Baudson, consejera delegada de Amundi, la mayor gestora de fondos de la eurozona, explicaba recientemente en un comunicado que “2021 debería ser el año de pasar a la acción climática por parte de todos los actores económicos. Gobiernos y empresas tenemos una responsabilidad compartida para liderar la transición hacia la descarbonización de la economía, fijándonos ambiciosos objetivos de reducción de emisiones”.
En paralelo a la creación de estas alianzas, la Unión Europea ha desarrollado una nueva normativa para estandarizar la información que se transmite a los clientes sobre los fondos de inversión sostenibles. Desde Bruselas se quiere que haya una homogeneización al hablar de conceptos como la sostenibilidad, la economía verde o la transición ecológica.
Durante el primer semestre del ejercicio, las gestoras de fondos han empezado ya a registrar sus vehículos especializados para que se adapten a la nueva normativa comunitaria. Todas las grandes firmas europeas van teniendo cada vez más activos implicados en el compromiso por una economía más sostenible.
Claves para llegar a los objetivos de 2050
- Energías limpias. La principal fuente de emisión de gases de efecto invernadero son las plantas de generación de energía basadas en la quema de carbón, gas o petróleo. El fomento de energías renovables, como la eólica o la solar, es fundamental para reducir las emisiones de dióxido de carbono.
- Compensación. Otra forma de reducir la huella de carbono es con fórmulas que contribuyan a capturar y almacenar el dióxido de carbono, por ejemplo, con plantaciones masivas de árboles. También se pueden financiar proyectos de carbono, que contribuirán a emitir futuras emisiones.
- Créditos de carbono. Es una vía para tratar de medir y regular las externalidades negativas generadas por las emisiones de gases de efecto invernadero. Los países conceden un número limitado de derechos de emisiones de estos gases, y esos derechos se pueden comprar y vender. Si alguien los compra, y no emite esos gases, la cantidad de gases emitida se verá reducida en esa cuantía.