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Teresa Ribera aprobará un ‘Plan E verde’ y continuará su guerra contra los coches y la nuclear

Plan-E-verde

Teresa Ribera está llamada a ser una de las figuras más relevantes del nuevo gobierno de coalición entre el PSOE y Podemos.

Además de mantener la titularidad del ministerio de Transición Ecológica, creado en 2018 tras la moción de censura que relegó a Mariano Rajoy hizo presidente a Pedro Sánchez, esta funcionaria nacida en Madrid ocupará también una de las vicepresidencias del nuevo Ejecutivo pactado por socialistas y comunistas.

Ribera entró en política de la mano de Zapatero. En la era de gobierno del ex presidente socialista, Teresa Ribera fue jefa de la Oficina Española de Cambio Climático, para después encabezar una secretaría de Estado dedicada a los mismos temas. La llegada al poder del popular Mariano Rajoy hizo que buscase refugio en organizaciones ambientalistas, como el Instituto de Desarrollo Sostenible, con sede París.

Su figura volvió a cobrar fuerza en la política nacional allá por 2017, cuando Pedro Sánchez confió en ella para desempeñar la portavocía en asuntos referidos a la Transición Ecológica. Posteriormente, el líder socialista le asignó un ministerio creado ad hoc, otorgándole el mando de la política medioambiental, pero también la batuta de la política energética. Ahora, su nuevo rol de vicepresidenta se traducirá también en la gestión de las competencias referidas al reto demográfico.

En Moncloa se ha valorado positivamente el papel de Ribera en la coordinación de la Cumbre Climática COP-25, celebrada el pasado mes de diciembre en Madrid. Dicho evento debió haber tenido lugar en Chile, pero la oleada de violencia que sufre el país latinoamericano hizo que España terminase asumiendo el reto de coordinar el encuentro sin apenas margen de maniobra. Pedro Sánchez y su entorno han valorado positivamente el resultado de la cumbre, a pesar de que la cita estuvo marcada por el alarmismo y por toda la polémica que rodeó el paso de Greta Thunberg por Madrid.

Los objetivos de Ribera

En la legislatura que apenas comienza, Ribera tiene previsto impulsar una Ley de Cambio Climático y un Plan Integrado de Energía y Clima. Lo primero dependerá de la aprobación de las Cortes, donde todo apunta a que los socios de legislatura de PSOE y Podemos darán su visto bueno, mientras que lo segundo depende de la Comisión Europea, que está evaluando la documentación remitida por el gobierno durante el pasado año.

¿En qué se pueden materializar las medidas que defiende Ribera? A grandes rasgos, todo apunta a que los principales objetivos de la nueva vicepresidenta serán tres: el impulso de una suerte de «Plan E verde», la aprobación de nuevas restricciones que afecten a los vehículos de gasolina o diésel y el cierre de centrales nucleares o térmicas.

El «Plan E verde» de Ribera consiste en un paquete de gasto valorado en 200.000 millones de euros y planteado a diez años. El 40% de las actuaciones irían a promover las «energías renovables«, mientras que otro 40% se consignaría a actuaciones de «eficiencia energética», quedando un 20% restante para distintos conceptos.

El encaje de estas promesas de gasto es complicado, puesto que el presente escenario fiscal que atraviesa España es de lo más complicado. No hay que olvidar que, lejos de contar con margen para nuevos gastos, el panorama actual arroja un déficit cercano al 2,5% del PIB, lo que supone alrededor de 25.000 millones de euros de descuadre entre ingresos y gastos. Ante semejante panorama, el aumento del gasto de 20.000 millones al año que supone el «Plan E verde» de Ribera supondría un fuerte repunte del déficit o una subida igualmente significativa de los impuestos.

En lo referente al sector del automóvil, Teresa Ribera ha llegado a declarar públicamente que «el diésel tiene los días contados«. Sus palabras tuvieron un durísimo impacto en el sector, puesto que las ventas de estos vehículos se hundieron un 26% durante el pasado año, rompiendo con la tónica alcista de años anteriores.

En los próximos años, Ribera tiene prevista la adopción de medidas restrictivas, que no solo incluirían un calendario de prohibición definitiva de los coches de gasolina o diésel, sino que también comprenderían la obligatoriedad de cerrar el centro de las ciudades de más de 50.000 habitantes al tráfico, en línea con el controvertido proyecto de Madrid Central que impulsó la ex alcaldesa de la capital, Manuela Carmena.

Por último, la meta de la titular de Transición Ecológica será impulsar el cierre de centrales nucleares y térmicas. En lo referente a las primeras, Ribera había defendido el adelanto de su apagón a 2024-2028, si bien en 2019 se vio obligada a reconocer que tal escenario no podría producirse hasta 2030-2035. En cuanto a las segundas, la política socialista ha apuntado que les «da poco recorrido, como máximo diez años» y ha llegado a cargar contra Endesa por entender que ha «trucado las cuentas» de algunas de sus instalaciones térmicas.

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