El otoño no solo trae paisajes más bonitos y temperaturas más templadas, también puede convertirse en una época complicada para tu coche. La bajada de temperaturas, la humedad y las lluvias influyen directamente en el rendimiento de muchos componentes. Por eso, conocer las averías más frecuentes en otoño y saber cómo prevenirlas puede ahorrarte tiempo, dinero y algún que otro susto en la carretera.
En esta guía te contamos cuáles son los fallos más comunes durante esta época del año, por qué se producen y cómo puedes evitarlos con unos sencillos hábitos de mantenimiento y revisiones rápidas antes de salir a rodar.
1. Batería descargada: el clásico de la época fría
Cuando llegan los primeros fríos, una de las averías más frecuentes en otoño es la batería descargada. Las bajas temperaturas reducen su capacidad para retener energía y, si ya tiene varios años, puede fallar justo al intentar arrancar el motor.
Lo notarás si el coche arranca con dificultad, las luces parecen más débiles o el testigo de batería se enciende en el cuadro.
Para prevenirlo, conviene realizar una pequeña revisión antes del invierno: comprobar los bornes, limpiar posibles restos de sulfato y asegurarse de que la batería está bien sujeta. Si tiene más de cuatro o cinco años, lo mejor es sustituirla antes de que empiece a dar problemas.
Una comprobación rápida del voltaje o un cambio preventivo en un punto de mantenimiento cercano puede ahorrarte quedar tirado en la mañana más fría del año.
2. Escobillas del limpiaparabrisas y visibilidad reducida
El otoño también trae lluvias, vientos y suciedad en la carretera, lo que pone a prueba las escobillas del limpiaparabrisas. Si notas que dejan zonas sin limpiar, hacen ruido o presentan otro tipo de inconveniente a la hora de activarlas, es momento de cambiarlas.
Además, el líquido limpiaparabrisas debe estar adaptado a bajas temperaturas y no contener solo agua, ya que podría congelarse o dejar residuos. Aprovecha para revisar también el sistema de desempañado: una buena visibilidad es clave para la seguridad.
Muchos conductores aprovechan la parada en nuestras gasolineras para renovar las escobillas o adquirir productos para mejorar la eficacia y rendimiento del coche durante esta época.
3. Neumáticos: presión, dibujo y agarre en condiciones frías o húmedas
Con la llegada de las temperaturas más bajas, la presión del aire dentro de los neumáticos baja de forma natural. Circular con presión incorrecta no solo incrementa el consumo, también reduce el agarre y puede afectar al frenado.
Además, un neumático con dibujo desgastado o irregular se comporta peor en lluvia, lo que aumenta el riesgo de aquaplaning o pérdida de control.
Aunque ya lo hemos mencionado en una gran cantidad de post pasados, te recordamos una vez más la importancia de revisar la presión con regularidad, pero especialmente cuando cambien las temperaturas (por ejemplo, al llegar el otoño), como así también que el dibujo tenga al menos la profundidad legal.
4. Sistema de frenos: atención al desgaste y al líquido
El sistema de frenos está sometido a un esfuerzo mayor en condiciones húmedas y resbaladizas, típicas del otoño. El desgaste de las pastillas y discos puede verse acelerado, y el líquido de frenos, al absorber humedad, pierde eficacia con el tiempo.
Si notas que el pedal se hunde más de lo habitual, escuchas ruidos al frenar o incluso percibes una disminución en la efectividad, es hora de que lo revise un profesional. Una cita con un taller de mecánica rápida puede evitar una avería cara o, lo más importante, un problema de seguridad.
5. Iluminación y visibilidad: más importante que nunca
Otra de las averías más frecuentes en otoño es el fallo de las luces del coche. Con menos horas de luz y más días nublados, la visibilidad se vuelve crucial en esta temporada. Es habitual que algunas bombillas estén fundidas sin que lo notemos o que los faros se vuelvan opacos con el tiempo, reduciendo el alcance de la luz.
Además de las luces principales, las antiniebla merecen especial atención: son esenciales para mejorar la visibilidad cuando la niebla o la lluvia intensa dificultan ver la carretera. Sin embargo, muchos conductores no las revisan o desconocen cuándo deben encenderse.
Aprovecha para limpiar los faros y comprobar que la orientación de los focos es la adecuada. Un ajuste sencillo puede mejorar notablemente la seguridad al conducir, sobre todo en situaciones con poca visibilidad.
6. Calefacción y climatizador: algo más que confort
La calefacción del coche se vuelve esencial no solo para el confort, sino para la seguridad: mantener los cristales libres de vaho y un habitáculo seco ayuda a ver mejor y reaccionar antes. Si el sistema tarda en calentar, sale aire frío o detectas malos olores, podrían estar los filtros sucios o una fuga de refrigerante.
Para solucionarlo, puedes revisar el filtro del habitáculo y el funcionamiento del climatizador; si notas que algo no funciona como debería, llévalo a revisar.
