La prohibición total a la venta de coches nuevos con motores gasolina y diésel para 2035 se enfría. No sólo se ha aplazado la votación definitiva para esta medida a petición de Alemania: ahora ha formado una alianza junto a otros estados miembros de la Unión Europea (UE), que también se oponen a la draconiana propuesta.
Alemania ha encontrado aliados en la defensa de los combustibles sintéticos para que no mueran definitivamente los automóviles y vehículos térmicos. Una medida que no se ha contemplado en el texto final aprobado por el Parlamento Europeo pese a solicitarse previamente.
A esta petición se han unido Italia, República Checa, Polonia, Rumania, Hungría y Eslovaquia. Estos siete países se reunieron ayer lunes para debatir nuevas propuestas ante el fin de la venta de los automóviles de combustión en 2035, pero también la más inmediata: la norma Euro 7, que llegará en 2025.
Reunión para redefinir la normativa
«La propuesta necesita cambios urgentes», ha señalado Volker Wissing, el ministro de Transportes alemán, según recoge Reuters. «La prohibición del motor de combustión, cuando puede funcionar de manera climáticamente neutral, nos parece un enfoque equivocado».
La excepción de los e-fuels, incluida sin fisuras. Una opinión que comparten otros seis países, la mayoría del Este de Europa. Y bajo ella se han reunido ante la prohibición de 2035. Estos estados quieren reformular la propuesta y que se recojan garantías claras para el uso de los combustibles sintéticos en los coches nuevos desde 2035.
A efectos que, llegada esa fecha, se puedan seguir vendiendo coches nuevos térmicos que puedan funcionar con este tipo de carburante. Un combustible que para ser limpio, debe ser neutro de CO₂ en su producción, recurriendo a energías renovables (o nuclear) en su producción.
Esta medida a su vez la respaldan los fabricantes. Oliver Blume, CEO de Volkswagen, ha señalado este lunes que Alemania está «tomando las medidas apropiadas» para garantizar que el coche de combustión no muera tan abruptamente. Algo que pasará en solo 12 años si el texto aprobado por el Parlamento Europeo se queda tal cual se ha definido.
Y es que desde la propuesta europea se ha señalado a los e-fuels, junto al hidrógeno, como más adecuados para el transporte de mercancías y colectivo, pero no tanto para los coches pues «su producción no es barata y además requiere de mucha electricidad».
Mientras, ya hay fabricantes que siguen trabajando en el desarrollo de estos carburantes limpios. A la cabeza Porsche (perteneciente al Grupo Volkswagen), que ya ha comenzado a producirlo en Chile.
La llegada de la norma Euro 7 para los coches: en 2027 y no en 2025. A su vez, en este encuentro, se ha puesto en entredicho la norma Euro 7, que debería entrar en vigor en 2025. La misma exige reducir en los coches la emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) un 35 %, así como de partículas finas en un 13 %.
En opinión de la República Checa, el plazo que tienen los fabricantes para cumplir con esta nueva norma de motores es insuficiente y poco realista. Proponen por ello un plazo de cuatro años, y no dos, para que la norma entre vigor y así tengan más margen para prepararse.
«Si realmente queremos llevar a Europa a una mayor neutralidad de carbono, creo que eso realmente significa implementar medidas tecnológicamente realistas», ha defendido tras la reunión Martin Kupka, el ministro checo de Transportes, según recoge Reuters.
La norma Euro 7 se definió a finales del año pasado y no gustó ni a fabricantes ni a ecologistas. Desde ACEA, la patronal de fabricantes europeos, consideran que su «beneficio medioambiental es limitado» pero que «aumenta considerablemente el coste de los vehículos». Así lo señaló su presidente Oliver Zipse, que es también CEO de BMW.
Mientras que Transport & Environment (T&E), uno de los mayores grupos de presión en la reducción de emisiones del transporte, criticó que las propuestas eran tan débiles que podría haberlas redactado la industria del automóvil.
¿Hay esperanza para los coches térmicos más allá de 2035?
Que la prohibición total a los coches térmicos salga adelante depende de que se vote favorable y definitivamente en el Consejo Europeo. Es decir que den el sí los países miembros.
Con esta nueva alianza tenemos a siete estados, con Alemania e Italia a la cabeza, que no van a dar el voto a favor a menos de que se abra la mano a los térmicos con los e-fuels.
¿Por qué se bloqueó la votación? Alemania, que es uno de los países más fuertes de la UE, optó sobre la bocina por solicitar el aplazamiento de esta votación, fijada para el 7 de marzo. Lo hizo el 3 de marzo, a solo cuatro días de su celebración.
El motivo: que aunque en noviembre el Consejo Europeo instó a la Comisión Europea que se contemplara el uso de los carburantes sintéticos en la normativa definitiva, no se incluyó en su texto final votado ahora por el Parlamento comunitario.
Así, Alemania optó por presionar para que sí se incluya esta excepción, amenazando con bloquear la votación definitiva. Por este motivo, se optó finalmente por aplazarla.
Si a ello se añade que ahora son varios los países que se alinean junto Alemania, si es que no se suman más por el camino (Francia por ejemplo también se ha mostrado reacia a la prohibición total), es más que probable que la normativa tenga que dejar la puerta abierta a los coches térmicos. Es decir, no vetarlos definitivamente sin margen alguno.
Y también ha quedado en el aire «la enmienda Ferrari», que solicita que fabricantes de bajo volumen tengan aún más margen para mantener mecánicas de combustión y no morir con el veto total.
¿Cuál es la postura de España? La semana pasada, después del aplazamiento, Teresa Ribera, vicepresidenta tercera del Gobierno de España y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, lamentó la postura de Alemania, que tachó de «decepcionante».
«¿Qué pasa si otros gobiernos deciden hacer algo similar en cualquier tema? Las reglas de procedimiento son para todos», argumentó Ribera. En su opinión, el tira y afloja de Alemania se debe a conflictos internos de su coalición de gobierno: «Han exportado su dificultad política interna a toda la UE».
Ribera esgrime que aún se debe evaluar si los e-fuels cumplen o no en los objetivos de reducción de CO₂ y que, de momento, su futuro es incierto. Así, y pese a que España es el segundo mayor productor de coches de Europa, con dos millones de trabajadores dependientes de este sector, está por tanto, y de momento, a favor de la prohibición sin contemplación alguna de los térmicos.
De la venta de coches combustión nuevos a la prohibición total. Hay que recordar que lo que recoge el texto de la UE es el veto a que se sigan vendiendo coches nuevos que tengan motor térmico desde 2035, aunque se encamina a la prohibición total en 2050.
Desde Bruselas se defiende que 2035 debe ser la fecha del fin de la venta de los térmicos ya que la vida útil de un coche promedia 15 años, por lo que es el margen necesario para que pueda cumplirse el veto absoluto en 2050: que ningún coche térmico ruede en Europa. Lo que ahora no está tan claro con este reciente giro de guión.