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Alemania y Francia forman una alianza para que el coche eléctrico no acabe con los motores de combustión

Alemania y Francia forman una alianza para que el coche eléctrico no acabe con los motores de combustión

Convivir con combustibles sintéticos

Históricamente, ambos países protagonizaron duros enfrentamientos, como las dos guerras mundiales que devastaron Europa en la primera mitad del siglo XX. Después, unieron sus fuerzas para reconstruir el continente y, ahora, vuelven a ir de la mano con otro propósito: Alemania y Francia forman una alianza para que el coche eléctrico no acabe con los motores de combustión.

La Comisión Europea quiere que, a partir de 2035, dejen de fabricarse vehículos con motores de combustión. Desde esa fecha, todos los coches nuevos deberían ser eléctricos.

Y, aunque en un principio parecía que todos estaban de acuerdo, en los últimos tiempos han surgido importantes voces discordantes. Algunos se están dando cuenta de que fijar para 2035 el paso hacia la movilidad eléctrica total quizá no sea una buena idea. Gente como el ministro de transportes alemán, Volker Wissing, y fabricantes como BMW.

Problemas coyunturales

El problema proyectar planes a tan largo plazo, como el de prohibir los motores de combustión en 2035, es que, durante ese tiempo, por el camino, ocurren cosas, como la pandemia del Covid-19, que ha puesto patas arriba la industria del automóvil: sirva como ejemplo, la crisis de semiconductores.

Pero, por si no era suficiente, desde hace varios meses estamos asistiendo a una escalada en los precios de la energía, potenciada ahora con la situación que se está viviendo en Ucrania, debido a la guerra con Rusia.

Los coches eléctricos más deseados en 2022

Todos estos factores obligan a modificar la hoja de ruta inicialmente establecida y hace que, lo que hace dos o tres años parecía viable, ahora no lo es tanto.

En relación con esto, otro problema al que se está enfrentando la industria automotriz es la espectacular subida del precio del litio, la materia prima principal para fabricar coches eléctricos. El precio de este preciado metal se ha disparado al 500% y es cinco veces más caro que en 2021.

Esto hace que el coste de los vehículos suba aún más, impidiendo democratizar el coche eléctrico y hacerlo más accesible a todo el mundo.

Alemania y Francia no quieren acabar con los motores de combustión

Francia, cuya industria del automóvil está apostando fuerte por la electrificación, quiere que la prohibición de los motores de combustión interna se retrase hasta 2040, mientras que Alemania, y otros países como Italia, piden directamente que no se prohíba, sino que convivan con los motores electrificados.

Y, en este sentido, cobra mucha importancia algo en lo que la industria alemana está invirtiendo mucho: los combustibles sintéticos. Marcas como Porsche trabajan en el desarrollo de esos combustibles ecológicos, lo cual, podría ayudar a reducir notablemente las emisiones a la atmósfera.

Lo que quiere Alemania es seguir desarrollando motores eléctricos, pero no dejar de producir térmicos, ya que con los nuevos combustibles sintéticos se pueden reducir enormemente las emisiones de CO2 y, además, estos motores seguirán siendo necesarios para determinados tipos de vehículos.

Puestos de trabajo en peligro

Que Alemania no quiera dejar de producir motores de combustión interna tiene una explicación muy sencilla: el peso de la industria automotriz en ese país es enorme y la pérdida de empleo sería clara, como ya alertan algunos fabricantes y sindicatos alemanes.

Y no solo hablamos de pérdidas de puestos de trabajo directos en las plantas donde se fabrican los automóviles, sino también en cientos de empresas auxiliares que proveen de materiales a las marcas.

No está claro aún si el paso de los coches tradicionales a eléctricos va a destruir más empleo del que va a crear y qué pasará con toda esa gente que actualmente trabaja en el sector y si podrían seguir trabajando a partir de 2035 fabricando únicamente vehículos a baterías.

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