Los miembros de la Unión Europea alcanzaron este viernes 2 de diciembre un acuerdo para fijar un tope al precio del petróleo ruso como parte de las represalias contra Moscú acordadas junto al G7 por la guerra contra Ucrania, según confirmó el Gobierno de Polonia.
Al veto que impuso la Unión Europea al petróleo ruso, que entra en vigencia el próximo lunes, se sumará un tope al precio del hidrocarburo, medidas vistas por Occidente como una manera de exprimir las finanzas de Rusia y así reducir su capacidad de financiar el conflicto con Ucrania.
A partir del 5 de diciembre, los países miembros de la Unión Europea dejarán de comprar crudo a este país por la vía marítima, con un impacto inicial estimado de un 90% de las importaciones actuales desde ese país ex soviético.
La medida excluye las entregas por oleoducto como parte de las condiciones impuestas por Hungría, que no tiene salida al mar y que depende en gran parte del hidrocarburo ruso, no solo de petróleo, sino de gas natural.
Adicionalmente, se acordó imponer un tope de al menos el 5% por debajo del precio que el petróleo ruso tenga en el mercado global, es decir, que las navieras europeas no podrán transportar el petróleo ruso a terceros países cuando el precio del barril supere el tope pactado. Este nivel de precio será revisado cada dos meses.
Una medida con un impacto incierto para Rusia
El efecto del veto europeo que pueda generarse sobre las finanzas rusas es incierto, por un lado, porque Occidente cree que Vladimir Putin ha podido financiar la invasión a Ucrania gracias a los ingresos que en diez meses ya ha generado la guerra.
Las exportaciones de crudo, gas y productos derivados del petróleo representan la mayoría de los ingresos de Rusia, que se han mantenido altos debido a que la interrupción de la producción tras las sanciones occidentales se ha visto más que compensada por los altos precios en los mercados internacionales.
Se estima que, para Rusia, producir un barril cuesta entre 30 y 40 dólares y que su punto de equilibrio fiscal se logra con un barril valorado entre 60 y 70 dólares, por debajo de lo que cuesta hoy en mercados internacionales.
Rusia también ha venido diversificando su prisma de compradores. Antes de que comenzara el conflicto de Ucrania el 24 de febrero, esta nación exportaba alrededor de 8 millones de barriles diarios de petróleo y productos derivados del petróleo.
La Unión Europea, su mayor comprador, recortó las compras en respuesta al conflicto, pero Moscú desvió con éxito el suministro a Asia y las exportaciones cayeron solo levemente a 7,6 millones de barriles por día.
Si las ventas a países asiáticos como China, India y Turquía, entre otros, representaban dos quintas partes de las exportaciones rusas a comienzos de este año, en la actualidad ya equivalen a dos terceras partes, de acuerdo con la agencia ‘Bloomberg’.
Para los analistas, no obstante, la producción de petróleo de Rusia sí podría caer en hasta un millón de barriles por día a principios de 2023 tras la prohibición por parte de la Unión Europea.
Esta medida podría tener un efecto incierto en el precio del petróleo, ya que, si bien habrá pérdida de suministro, también hay temores sobre una menor demanda en una economía global en plena desaceleración.
Además, es posible que el mayor impacto del embargo de la Unión Europea no llegue el lunes, sino el 5 de febrero, cuando entre en vigor la prohibición adicional sobre los productos de refinería hechos de petróleo, como el combustible diésel.