La Unión Europea, con el apoyo de la mayoría de los países miembros, incluyendo España, camina decidida a prohibir las ventas de coches diésel y gasolina en 2035. Estos días se daba un nuevo paso adelante, acordándose el compromiso de establecer la fecha límite de 2035 para cesar las ventas de motores de combustión interna, que debería traducirse en normas vinculantes a la vuelta de las vacaciones.
Pero la gran novedad reside en que, por primera vez, la Unión Europea considera la solución que podría permitir seguir vendiendo diésel y gasolina en 2035, que no es otra la de vender coches que utilicen única y exclusivamente combustibles sintéticos neutrales para anular su huella de carbono.
La Unión Europea responde así a las reivindicaciones de Alemania, Italia, y su industria del automóvil, que se muestran partidarias de los combustibles sintéticos neutrales. Ahora bien, ¿qué significa eso para los conductores? ¿Nos podremos comprar un coche nuevo diésel o gasolina más allá de 2035?
La Unión Europea asegura que «tendrá la mente abierta» y considerará la posibilidad de seguir vendiendo diésel y gasolina más allá de 2035, siempre y cuando sea empleando combustibles sintéticos neutrales
Una puerta abierta para el diésel y la gasolina
Hasta ahora, la Unión Europea había abogado por una única opción a partir de 2035. Los únicos coches nuevos que se venderían a partir de entonces deberían ser eléctricos, ya sea empleando baterías, o sistemas de pila de combustible alimentados por hidrógeno. Se prohibirían por lo tanto las ventas de cualquier coche con motor diésel o gasolina, incluidos híbridos, y también híbridos enchufables.
En su discurso de apertura, Frans Timmermans, Vicepresidente Primero de la Comisión Europea, destacaba la necesidad de prescindir de los combustibles de origen fósil y de cumplir con los objetivos de descarbonización propuestos, que implican reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% en 2030 – el plan Fit for 55. Ya no solo para tratar de resolver el problema derivado del Cambio Climático, sino también para «deshacernos de nuestra dependencia de los combustibles fósiles rusos», en una alusión directa al conflicto bélico en Ucrania.
Durante la rueda de prensa, el propio Timmermans aseveró que existirá la «posibilidad de matricular vehículos con motores de combustión solo si sus emisiones son nulas», pero también apuntaba que «hasta ahora no parecen muy realistas, porque parecen prohibitivos en términos de costes» (RTVE). Ahora bien, ¿eso qué significa?
Alemania e Italia han propiciado que se puedan matricular coches gasolina y diésel más allá de 2035 si «sus emisiones son nulas» (neutrales)
La solución para el diésel y la gasolina
Desde hace tiempo venimos hablando largo y tendido de la que se postula como una solución para el diésel y la gasolina, que no es otra que los combustibles sintéticos neutrales. Los combustibles sintéticos, como su propio nombre indica, no son de origen fósil, se producen mediante combinaciones químicas y electrólisis que permiten crear un combustible muy parecido a los tradicionales y, en la mayoría de los casos, llegar incluso a mejorar sus propiedades.
La coletilla neutral de los combustibles sintéticos hace alusión a una de las claves de esta tecnología, que en su producción eliminen y ahorren a la atmósfera la misma cantidad de CO2 que emitirán en su combustión. De esta forma, los combustibles sintéticos alcanzan su neutralidad, en tanto su contribución al efecto invernadero ha de ser necesariamente nula. Generalizando, podría decirse que existen dos tipos de combustible sintético neutral:
- Aquellos que se producen ahorrando emisión de CO2, por ejemplo reutilizando residuos, que en sus procesos de tratamiento tradicionales requieren emisiones de gases de efecto invernadero, como materia prima para producir el combustible y energía renovable.
- Aquellos que se producen captando CO2 de la atmósfera, que se llevan a cabo mediante procedimientos que permiten capturar de la atmósfera CO2 equivalente al que se produce en la combustión y, por supuesto, empleando energía renovable.
Los biocombustibles también juegan su papel en la creación de combustibles sintéticos neutrales cuando se emplea materia vegetal, en tanto las emisiones de CO2 que captura la vegetación empleada en la producción de combustibles, durante su crecimiento, también se considera como un ahorro de CO2 a la atmósfera. De manera que el combustible sintético neutral que podría llegar a nuestros coches podría producirse empleando una combinación de combustibles de diferente origen y combinando todas estas técnicas.
La clave reside en producir combustibles captando o ahorrando tanto CO2 a la atmósfera como se producirá en su combustión
Una solución plausible, pero muy costosa
Timmermans apuntaba con acierto que «hasta ahora no parecen muy realistas». Y es que la producción de combustibles sintéticos neutrales está en proceso de desarrollo, aún presenta muchas dificultades para alcanzar volúmenes masivos o, como mínimo, relevantes frente a la gran disponibilidad que aún existe de combustibles fósiles. Y por supuesto requiere de procesos muy costosos y con un consumo energético muy elevado. Si el precio de los combustibles sintéticos neutrales, por su baja disponibilidad, y por el coste de su producción, es demasiado alto – y probablemente lo sea – no será una alternativa viable.
Por otro lado, no parece que la opción de generar energía renovable, para transformarla en combustible, para transformarla en movimiento más tarde en nuestros coches, sea la más eficiente. Cuando con el vehículo eléctrico ese proceso podría reducirse a generar energía renovable y recargar con ella las baterías del coche, para posteriormente transformarla en movimiento.
Mucho nos tememos que, de seguir comercializándose coches de gasolina o gasóleo más allá de 2035, que funcionen únicamente con combustibles sintéticos neutrales, el volumen de vehículos a la venta será muy reducido, serán muy exclusivos y caros, y su mantenimiento y el combustible que requerirán se situará en precios prohibitivos. Aún así, Timmermans aseguraba que la Comisión Europea «tendrá la mente abierta».
El coste de los combustibles sintéticos neutrales y de los coches nuevos que lo emplearán en 2035 será tan alto que probablemente no serán viables, o serán muy exclusivos
¿Qué coches diésel y gasolina seguirán vendiéndose en 2035?
De salir adelante esta medida, como os decíamos, es probable que los coches que sigan vendiéndose nuevos con motores de combustión interna sean muy exclusivos y especiales, probablemente deportivos de altos vuelos. No obstante, es importante destacar que incluso los fabricantes de superdeportivos, como Ferrari, o Lamborghini, que incluso dispondrán de una moratoria para flexibilizar su reducción de emisiones para los próximos años, ya han avanzado diferentes planes para electrificarse por completo.
El primer Ferrari eléctrico llegará en 2025 y para el año 2030 el 80% de sus coches serán híbridos o eléctricos. En 2026 – dentro de 4 años – Ferrari espera que el 40% de sus coches sean 100% de gasolina y el resto híbridos o eléctricos.
Marcas como Maserati son aún más ambiciosas. Según el plan estratégico de Stellantis, Maserati solo presentará coches nuevos completamente eléctricos a partir de 2024 y en 2030 todos sus coches nuevos serán eléctricos.